Nuquí:
donde el viento canta y
las ballenas saltan
Por:
Natalia Franco Mora
Audiovisual:
Unidad Creativa
En Nuquí la brisa del mar se confunde con el susurro de la selva tropical, una delicada polifonía que, como un arrullo, se convierte en la banda sonora del territorio. Aquí, en la costa Pacífica colombiana, se da uno de los espectáculos naturales más impactantes del planeta: el avistamiento de ballenas jorobadas.
Durante tres meses, estas majestuosas criaturas convierten las cálidas aguas nuquiseñas en un santuario para la vida. Una experiencia que inspira la sensibilidad de los visitantes, ya que les permite sentir la fuerza de una tierra biodiversa, ancestral y mágica.
EL ENCANTO DEL
PACÍFICO COLOMBIANO

Nuquí es un municipio ubicado en el departamento del Chocó. Más que un destino, esta es una región en la que naturaleza se muestra en su estado más puro y en el que las culturas se funden, negándose a desaparecer. Aquí es posible encontrar paisajes exuberantes, playas vírgenes y ecosistemas que desbordan biodiversidad. Este rincón del Pacífico también es especialmente famoso por ser el escenario del avistamiento de ballenas jorobadas, un milagro natural que ocurre cada año entre los meses de julio y octubre.
Durante esta temporada, cabo Corrientes y la ensenada de Utría se convierten en puntos privilegiados para observar cómo estas criaturas llegan para aparearse y dar a luz. Para disfrutar de sus saltos, melódicos cantos y acrobacias, los turistas son acompañados por expertos locales quienes, con profundo respeto hacia la vida silvestre, guían el avistamiento. La experiencia puede variar día tras día: a veces las ballenas son juguetonas, mientras que en otras ocasiones apenas muestran su lomo o actúan con aparente timidez. Todo depende del clima, de las corrientes y de su comportamiento natural.
MUCHO MÁS
QUE BALLENAS
Nuquí también es tierra de aventuras, de actividades al aire libre, de emociones para rememorar por el resto de la vida. El golfo de Tribugá, por ejemplo, ofrece paseos en kayak por sus extensos manglares, guiados por comunidades como la Asociación Lobos del Manglar.
Quienes deseen relajarse y experimentar un día de bienestar, tienen a su disposición las aguas termales Los Anturios, ubicadas a solo 30 minutos a pie desde la comunidad de Jurubirá. Rodeado de vegetación tropical, este lugar tiene piscinas naturales, cuyas temperaturas oscilan entre los 37° y 42°.
Otra opción para los visitantes es el Parque Nacional Natural Utría, un santuario de biodiversidad donde convergen manglares, arrecifes, playas blancas y selva tropical. Aquí, además de ballenas, es posible avistar tortugas, aves migratorias y peces en época de desove.
cultura viva
gastronomía
ancestral
En Nuquí las tradiciones se manifiestan en festivales como la celebración de la Virgen del Carmen, la cual ocurre cada año en el mes de julio. Otro evento primordial para los habitantes del municipio es la ‘Siembra Negro Pacífico’, que en agosto promueve la gastronomía de las comunidades afro e indígenas.
Para conocer más sobre las cocinas tradicionales, uno de los puntos más especiales es el Centro Gastronómico Zea. Ubicado en Coquí, este laboratorio culinario se especializa en platos que han pasado de generación en generación. Así, al cocinar, se utilizan hierbas locales, productos frescos del mar y recetas locales. En este espacio, incluso, los visitantes pueden tomar clases para replicar las deliciosas preparaciones.
La conexión con la memoria colectiva también se hace tangible en el Museo Melelé. Allí, un grupo de mujeres sabias comparte su conocimiento y, acompañadas por agrupaciones locales, interpretan ritmos como la cumbacha y el tamborito.
La oralidad en Nuquí es parte de la vida cotidiana, ya que la cultura y muchos conocimientos se comparten de esta manera. Escuchar a un pescador contar historias del mar o a una cocinera hablar son momentos que enriquecen la visita. La comunidad es hospitalaria y auténtica, reflejo de la exuberancia que les rodea.
Para los curiosos de la herpetología, en Nuquí se ofrecen salidas nocturnas de avistamiento de anfibios y reptiles, guiadas por expertos locales que conocen a la perfección la fauna de la selva húmeda tropical. Ranas multicolores, serpientes arborícolas y una variedad de pequeños mamíferos que aparecen entre la espesura en las noches húmedas y cálidas.
Y para cerrar con broche de oro, la playa de Guachalito, con su arena oscura y sus cascadas junto al mar, es un destino que maravilla a quienes se detienen a explorar sus encantos.
Atractivos
naturales
únicos
Turismo responsable:
clave para conservar el paraíso
Visitar Nuquí también implica asumir un compromiso con su preservación. El turismo en la región está enfocado en el respeto a las culturas locales, la protección del medio ambiente y el fortalecimiento de las economías comunitarias. Cada actividad que se ofrece tiene una conexión directa con los habitantes, quienes actúan como guías, anfitriones, cocineros y guardianes del territorio.
Gracias al ecoturismo, muchas familias han encontrado una alternativa económica que les permite conservar su estilo de vida sin tener que abandonar sus tradiciones o explotar de manera agresiva sus recursos naturales.